La mayor parte de los animales perciben los sonidos de manera mucho más fuerte. Puede equivaler al doble o triple de la manera en que lo hacemos los humanos por el hecho de que ellos tienen un oído mucho más sensible. Esto causa que a lo largo de la temporada de Navidad se vean damnificados con la utilización de la pólvora.
En el momento en que se oyen las detonaciones, los humanos entendemos que hablamos de pólvora, pero ellos no comprenden qué pasa. Sencillamente sienten los sonidos fuertes como una amenaza y tienen la posibilidad de padecer capítulos de agobio y ansiedad.
Ruidos fuertes
La acústicofobia o, lo que es exactamente lo mismo, el temor a los ruidos o los sonidos estridentes está muy que se encuentra en el día a día de la mayor parte de los perros.
Su oído plus sensible y la espontaneidad o sorpresa con que acostumbran a generarse estos estruendos no hace mucho más que agudizar las afecciones; otros sonidos mucho más planeados, como por servirnos de un ejemplo el del secador o el de la aspiradora, tienen la posibilidad de ser controlados y esto causa que tengamos la posibilidad evitarlos con mayor sencillez, pero no sucede lo mismo con truenos o petardos.
En comparación con los humanos, los perros tienen un oído considerablemente más creado.
El sonido, transmisible por ondas, cuya continuidad de vibraciones se mide en hercios (Hz). La media del fantasma auditivo humano es entre las 20 y las 20.0000 h, al tiempo que la de los perros se ubica entre los 20 y los 65.000 y la de los gatos entre los 20 y los 60.000. El poder oír ultrasonidos que nosotros no oímos, aun a considerablemente más distancia, y el hecho de tener orejas orientables y con considerablemente más músculos, les hacen sentir los sonidos con considerablemente más datos y de ahí que sentirse considerablemente más molestos, tal y como si el sonido se les ampliara.
Todos y cada uno de los animales, como los humanos, somos distintas, por nuestra personalidad, experiencias, etcétera., de ahí que no todos tememos lo mismo y en exactamente el mismo nivel de intensidad. Componentes genéticos, nuestra actitud, la mayor o menor exposición del animal a estos ruidos, el contacto con otros animales de actitud miedosa o el carácter mismo tienen la posibilidad de ser componentes determinantes.
Pautas a NO SEGUIR en el caso de FOBIA
- NUNCA castigar al perro si bien ladre sin frenos o se ponga inquieto en tanto que solo lograremos empeorar el cuadro.
- NO acariciarlo si bien asista hacia nosotros con visibles señales de temor como temblores o gemidos.
- NO intentar sosegarlo.
- NO agarrarlo en brazos.
- NO resguardar ni mimar.
- Hablamos de no efectuar ninguna de estas acciones para NO remarcar un accionar preciso. En estas situaciones reforzaríamos las formas de proceder de temor y potenciaríamos su reiteración en el tiempo, ya que el animal habría logrado un refuerzo positivo, como es la situacion de caricias o nuestra atención.
Por qué razón creamos una región de seguridad:
Trasmitir calma
Los perros tienen un enorme sentido de la empatía y no solo advierten nuestras conmuevas y estados, sino los adoptan. Si muestras una actitud inquieta o brusca, ellos tienen la posibilidad de verse igualmente desequilibrado. De ahí que es esencial no solo accionar de manera calmada, en movimientos, movimientos y tono, sino más bien asimismo eludir un accionar excepcional o inquieto.
Ten en cuenta que el temor es una emoción, y que se manifestará de manera diferente a cada animal. Cada perro precisará cosas distintas. Quizás necesite que estés con él, que le acompañes o acaricies o quizás prefiera ocultarse en la bañera. Sea como sea lo debes proveer. Si se posibilita adoptar su estrategia preferida le va a ser mucho más simple volver como estaba.5