Lo mucho más simple y directo tiende a ser el que mejor entiende el perro, por lo menos en los principios de su educación. Si le llamas por su nombre y viene!, que sea por algo. Llamarlo regularmente solo para poseerlo cerca, puede frustrar a los perros, que tienen que dejar lo que hacían y venir hacia nosotros por nada! La secuencia impecable sería: le llamo por su nombre, me presta atención y viene, por cierto motivo preciso.
Muchas veces, los perros no vienen en el momento en que los llamamos, por el hecho de que ahora conocen el desenlace frecuente de lo que va a pasar después: le ponemos la correa y vamos a casa, ¡se terminó jugar en el parque! Para eludir esta desmotivación, tenemos la posibilidad de realizar lo siguiente: le mencionamos, viene, le felicitamos con caricias y encomios, le ponemos su correa y nos quedamos un rato mucho más en el parque o donde estemos, jugando con él. Y es esencial rememorar que si el perro que está suelto corriendo por el campo o el parque, o jugando con otros perros, viene junto a ti ocasionalmente, de manera espontánea, sin que le hayas llamado, siempre y en todo momento es requisito retribuir esta actitud.
Enséñale a estar atento donde tú vas
Si a lo largo del recorrido nuestro perro aprende a estar atento a nosotros, nos proseguirá y esto va a hacer que no se separe lejísimos. De ahí que puedes entrenar a caminar ahora ir mudando de dirección y de sentido de manera aleatoria sin avisarlo. Si te prosigue y hace aparición junto a ti prémiale bastante, y si no te prosigue llama su atención realizando algún estruendos pero tal y como si no tuviese que ver nada con él (tose, pisa alguna rama, etcétera) hasta el momento en que se muestre junto a ti.
No sabe de qué forma tiene por nombre. Le ha gastado el nombre.
Proseguiremos imaginando.
Piensa en este momento qué sucedería si todas y cada una la gente tuviésemos exactamente el mismo tono de llamada en el móvil inteligente. Frecuentemente no tomarías el teléfono, pero no pues no lo estuvieses oyendo: no lo cogerías pues no sabrías que te están llamando a ti. Te devolverías “inmune” a ese sonido.
No comete estos fallos y aún de este modo… ¡Mi perro no viene en el momento en que le llamo!
La educación no es así todo en el accionar canino.
Hay que tener en consideración la raza al adiestrar a un perro, puesto que la carga genética establece el accionar.
Si no andas seguro de que venga, no le llames.
Si deseas que tu perro venga en el momento en que le llamas de manera inmediata en el momento en que está suelto y divertido, tienes que comenzar a trabajar esta conducta desde el comienzo y de manera estructurada. Si no andas seguro de que va a venir no le llames, ve tú a procurarlo y en el momento en que llegues, antes de engancharle del collar dile tanto como le deseas, dale unas gominolas y unas caricias y de esta manera convertirás tu presencia en algo positivo.
En el instante en que tu perro te reciba con entusiasmo va a ser el evaluador que determine que vas por el buen sendero para lograr subir de a poco la contrariedad, la distancia y el nivel de exigencia.